Eglise Sainte-Trinité

UNA NUEVA AGUJA ENTRE LOS PICOS…

Antes de 1760, Les Contamines era sólo el “barrio alto” de la parroquia de Saint-Nicolas-de-Véroce… No fue hasta 1766 que se consagró la Iglesia dedicada a la Santísima Trinidad. El sitio no se elige al azar: la iglesia se encuentra sobre las ruinas del castillo de Montjoie, una fortaleza medieval. El campanario, construido sobre una antigua torre del castillo, se remató inicialmente con una sencilla cubierta a cuatro aguas. Después del período napoleónico, está coronado por una linterna octogonal, una bombilla aplanada y una aguja de gran finura que se eleva entre los Dômes de Miage y Mont-Joly.

¡ABRE LA PUERTA DEL CIELO!

La fachada está estructurada por cuatro pilastras de toba, rematadas por capiteles corintios que sostienen un entablamento moldurado. Vistiendo el espacio, dos cartuchos florales coronan las hornacinas donde se resguardan San Pedro y San Pablo. Para acentuar el símbolo de la puerta al Cielo que es la iglesia, el pórtico se magnifica con un conjunto de curvas armoniosas: los arcos de su tímpano enmarcan la estatua del Buen Pastor, coronada por una serlienne (triple vano) y el arco de medio punto del entablamento.
La puerta, diseñada por el escultor Albertini, oriundo del valle piamontés de Sesia, presenta cartuchos de gran finura ejecutados por Hudry y Pagnez, artesanos locales de Viuz-en-Sallaz. El portal y las estatuas de la fachada están catalogados como monumentos históricos. Protegiéndolo todo, el amplio alero está adornado con una cruz de San Mauricio y el rostro doloroso de Cristo así como la paloma del Espíritu Santo. En el centro, el ojo de la Providencia, en un triángulo rodeado de rayos de luz, ¡nos recuerda que Dios lo ve todo!

ÁNGELES Y…RAYOS

Dos retablos laterales simétricos están dispuestos oblicuamente. Sus tres compartimentos albergan estatuas de madera policromada: a la izquierda, el del Rosario, coronado por el corazón de María rodeado de cuatro querubines y rayos dorados, presenta una Virgen y el Niño acompañados de Santa Margarita y Santa Águeda; a la derecha, el de San José está coronado por el ojo de la Providencia, también con ángeles y rayos. San José está rodeado por San Pedro sosteniendo la llave y San Pablo sosteniendo la espada.

¡HAY GENTE EN LA NAVE!

Las pinturas de las bóvedas de 1881 representan a san François-de-Sales y san Guérin, los cuatro evangelistas, luego a Jesús y la Última Cena y, en el coro, a Cristo que bendice. En la clave del arco triunfal, que separa nave y coro, cuelga un Cristo en movimiento en la cruz de rostro sereno, obra probablemente de los autores de la puerta. Tres ángeles barrocos recogen la sangre que manaba de las heridas del crucificado…

UNA DECORACIÓN ESCULPIDA EN COLORES DELICADOS

Los retablos originales diseñados por Albertini sufrieron durante la época revolucionaria. Las reconstruidas en 1840, de estilo neoclásico, reutilizan algunos elementos anteriores, como los querubines. El retablo mayor se levanta en tres niveles. El piso superior, delicadamente policromado, presenta un corazón coronado en el centro de un medallón rodeado de rayos dorados. Cuatro ángeles regordetes tocan la trompeta sobre el entablamento que descansa sobre seis columnas lisas de color jaspe. En el centro, el tabernáculo, casi demasiado majestuoso, oculta en parte la pintura de la Santísima Trinidad.